Estos son los 6 mecanismos que apoyan el aprendizaje de los niños en casa
El tiempo en familia por el confinamiento es una oportunidad para fortalecer los procesos de aprendizaje.
La memoria, la atención, la sensopercepción, la motricidad, la motivación y la habituación, mecanismos básicos para el aprendizaje, contribuyen a una correcta enseñanza en espacios escolares y en entornos cotidianos.
Según la terapeuta ocupacional Katherin Poveda Hernández, del Laboratorio de la Ocupación Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), estos seis mecanismos apoyan aprendizajes significativos que se integran a la estructura cognitiva del sujeto (quien aprende, los niños), teniendo en cuenta el objeto (lo que se aprende).
La memoria le permite al niño almacenar experiencias para luego utilizarlas en una tarea determinada.
La atención filtra diferentes estímulos del ambiente con el fin de focalizar uno solo y atender a una sola tarea.
La sensopercepción (sensación y percepción) es la forma en que el cerebro organiza las sensaciones para interpretarlas; es la conjugación de ambas y la captación de estímulos externos para que el cerebro los interprete y les dé una respuesta.
La motricidad puede ser gruesa y fina. La primera está compuesta por movimientos y coordinación amplios en los que intervienen músculos grandes del cuerpo; y la fina está compuesta por movimientos más pequeños, en los que se requiere mayor destreza y precisión.
La motivación es un mecanismo básico de aprendizaje, porque es el deseo que dinamiza la conducta y la dirige a una meta, a la vez que es una iniciativa para el individuo a participar y mantenerse en las actividades. Puede ser promovida por metas o condicionales, y es guiada por el interés de la persona hacia la actividad.
Por último está la habituación, por medio de la cual un estímulo se vuelve repetitivo, se convierte en algo familiar para el niño, y a medida que está en mayor contacto con este, las respuestas irán mejorando.
Escogencia de actividades
Al implementar estos mecanismos en las actividades, los padres, familiares o cuidadores deben tener en cuenta algunos aspectos, como los gustos e intereses, que dan indicio a lo que realmente motiva al niño a participar, para así buscar aquellas que él disfrute y aumenten su motivación.
Otro factor que se debe tener en cuenta es la forma de aprendizaje de cada niño, pues esta guiará a los padres a proponer actividades que faciliten el entendimiento de lo que se quiere enseñar.
En este aspecto se deben considerar cuatro sistemas:
- Visual: cómo percibimos y organizamos la información, que se apoya con gráficas, videos, fotografías, ilustraciones, colores y recuadros, pues la memoria visual en los niños está más desarrollada;- auditivo: audio, música, conversaciones; - quinestésico: a partir del movimiento, las demostraciones, o las actividades didácticas; y - procesamiento y asimilación de la información: si el niño lo hace de forma global o si es muy analítico.
Además es clave determinar cómo utiliza el niño la información, pues algunos planifican y ejecutan la actividad mientras otros no lo hacen, y cómo trabaja, si se siente más cómodo de forma individual o colectiva.
Juegos y metas definidas
Las actividades lúdicas de aprendizaje establecidas en el ámbito escolar o en acompañamiento en casa deben tener un fin claro, en el cual se establezca el propósito de la actividad y se le explique al niño antes de iniciarla, para que él tenga una meta en la tarea a desarrollar.
Por último, la terapeuta recomienda no temer a utilizar juegos como medio para el aprendizaje, pues estos aportan motivación, intereses, una acción voluntaria y los niños se involucran activamente en estos, más que en las labores escolares.
“Se debe tener en cuenta que el niño es quien elige el juego, lo planifica, lo lleva a cabo, con lo que se busca que sea un acto voluntario que le aporta no solo un significado, sino también un aprendizaje”, concluye la terapeuta ocupacional.